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¡Son las 5 de la tarde, una hora menos en Canarias!, retransmitía Sonia en Radio iAmigo School. Hoy en su programa ¡Tierra trágame!, Sonia recibe la llamada de Laura, una chica de origen manchego y de carácter alegre. Laura quiso compartir con los oyentes una de las anécdotas de su juventud cuando estaba a punto de cumplir los 18 años:
Era el invierno de 2006. Un fin de semana cualquiera, Laura y sus amigos decidieron espontáneamente viajar a Córdoba con el pretexto de visitar a su amigo Ismael, que estudiaba allí. Como era un plan de última hora y Laura sabía perfectamente que su madre se negaría a semejante idea, ya que el viaje conllevaba ir en coche, le contó a su madre que esa noche se quedaba en casa de una amiga a dormir (una excelente coartada, pensó).
Cuando por fin llegaron a Córdoba sanos y salvos, lo primero que hicieron fue buscar un bar donde tomar unas cañas y picotear algo.
Una mujer que pasaba por allí les recomendó la taberna Salinas. De camino al lugar, pasearon por las calles principales del centro de la ciudad. En ese instante, aparecieron el hermano de Laura y su cuñada. A Laura casi le da algo al verlos y sin saber qué hacer, se escondió como pudo. Acto seguido, el hermano de Laura llamó preocupado a su madre puesto que no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos:
—Mamá, me ha parecido ver a Laura por Córdoba —contaba con incredulidad el hermano.
—Pero… si me dijo que se iba a casa de una amiga a dormir… ¡La madre que la parió! Ya me la ha vuelto a colar —respondió la madre enfadada.
Al rato, cuando la madre se calmó, llamó por el móvil a su hija:
—Laura, ¿se puede saber qué haces en Córdoba? —preguntó la madre con ímpetu.
—Mamá, si yo no estoy en Córdoba, estoy en casa de Celia —se defendía Laura haciéndose la tonta.
—Venga, Laura, se pilla antes a un mentiroso que a un cojo y yo sé muy bien cuando mientes -insistía la madre de nuevo.
—Lo siento, Mamá, me has pillado infraganti. Es que todos mis amigos venían y tú te ibas a cabrear si te decía la verdad —confesó Laura sin más alternativa.
—Que sepas que vas a estar castigada sin salir de fiesta durante un mes -le anunció.
—Pero, Mamá, —intentó replicar.
—No hay más que hablar. Adiós —sentenció la madre antes de colgar el teléfono.
Y es que las mentiras tienen las patas muy cortas.
Pablo es profesor de español en Saarbrücken (Alemania) y como tal le encanta reflexionar sobre sus métodos y sobre si sus alumnos aprenden o no. Uno de esos días de reflexión le vino a la memoria un estudiante que se llamaba Edwin. Pablo se preguntaba: «¿Qué habrá sido de Edwin?».
A este alumno siempre le rondaba por la cabeza la idea de viajar al extranjero. No veía la hora de coger un avión y dar la vuelta al mundo. Pero claro, como no quería parecer un simple turista, quería relacionarse con la gente del lugar en su lengua y por ese motivo tenía unas ganas locas de aprender idiomas. Tanto es así que se matriculó en un curso de español y en otro de inglés ya que había leído en un estudio que podría comunicarse con el 80% de la población; y, además, en otro de holandés porque las holandesas le parecían muy guapas y no quería hacer el ridículo si algún día encontraba allí a su media naranja. No contento con el esfuerzo que suponía mezclar tres idiomas a la vez, se instaló en el móvil una aplicación para aprender chino porque pensó que si viajaba a Asia le sería de gran utilidad.
El curso de holandés le resultaba relativamente fácil ya que se parecía al alemán, su lengua materna; pero, en cambio, el de español, el de inglés y el chino no tenían nada que ver. No podía establecer ninguna conexión entre tantos idiomas y el aprendizaje se le hacía cada vez más pesado. Edwin pensó que tenía que trabajar más duro y por eso, decidió seguir el método de la vieja escuela, anotando todo lo que había en la pizarra y memorizando palabra por palabra, sin embargo, no veía ningún avance.
Cuando llegaron los exámenes finales, Edwin se presentó a todos, pero tenía tanto jaleo en la cabeza que cuando empezó a escribir, se quedó en blanco.
Aquel día, decepcionado con sus resultados, decidió irse de vacaciones a Colombia. Seguro que allí encontraría a alguien con el que hablar alemán o chapurrear algo de inglés o el poco español que había logrado aprender. Al poco tiempo, conoció a Daniela, una hermosa mujer de Barranquilla y en cuestión de días estaba hablando español con ella. Poco a poco se dio cuenta de que su vocabulario y gramática estaban mejorando. Y, además, tuvo la suerte de practicar su inglés al encontrar a mucha gente que lo hablaba. En cambio, decidió dejar el chino y el holandés hasta tener más fluidez con el español y el inglés. Cuando regresó de sus vacaciones, sentó la cabeza y se tomó su aprendizaje con otra filosofía. Por fin había comprendido el significado del refrán que un día le dijo Daniela: «quien mucho abarca poco aprieta».
Acordarse de repente algo o a alguien
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Querer con intensidad algo en concreto
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Cambiar de perspectiva o de actitud
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A la vieja usanza / como se hacía antes
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Estar confundido
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Estar bloqueado / no poder decir nada
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Volverse costoso y poco interesante
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Percatarse de / notar algo
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Estar relacionado con
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Tras declamar en medio de una multitud electrizada, Mohamed Youssef admite que se alejó para llorar. Personaje central de la imagen de Yasuyoshi Chiba, galardonada como la fotografía ganadora del World Press Photo 2020, este joven sudanés relata aquel momento inmortalizado por la AFP, en el tumulto de una revolución.
Mohamed, de 16 años, fue fotografiado en junio de 2019 en Jartum durante una manifestación nocturna mientras leía un poema, con la boca muy abierta, como si estuviera exaltado.
La fotografía de Yasuyoshi Chiba “ilustra el poder de la juventud, el poder el arte. Ilustra la esperanza”, explicó Tanvi Mishra, miembro del jurado.
“Recité con entusiasmo pero sentía una inmensa tristeza por quienes fueron asesinados y los que desaparecieron”, explica a la AFP Youssef, durante una entrevista realizada esta semana después de que le fuera atribuido el prestigioso premio al fotógrafo de la agencia.
“Cuando suenan los tambores, bajamos a las calles. No habrá abandono, ninguno de nosotros se batirá en retirada”, recitó el joven, vestido con una camisa azul, con una mano sobre el pecho, rodeado por sus camaradas e iluminado por teléfonos móviles, en el distrito de Jabra.
“Nuestra lucha dará sus frutos, que serán regados con la sangre de los mártires”, continuó, mientras la muchedumbre, electrizada, gritaba “¡Revolución!” tras cada verso.
Este poema popular fue uno de los himnos del movimiento en las calles que derrocó al presidente Omar Hasán Ahmad al Bashir, después de tres décadas de ejercer un poder dictatorial, el 11 de abril de 2019.
Aunque cuatro meses de movilización lograron destituir al autócrata, después continuó durante semanas la lucha exigiendo a los militares el traspaso del poder a los civiles.
De aquellas horas históricas, y de esta imagen considerada por los miembros del jurado de World Press Photo un símbolo de “esperanza”, Mohamed Youssef parece guardar un recuerdo intacto.
“¡Tras recitar el poema, me aparté de la manifestación y lloré!”, confió el joven a la AFP.
Por la noche, recuerda aún, se cortó la electricidad en el barrio, cuando los líderes de la Alianza para la Libertad y el Cambio (ALC), punta de lanza de la protesta, iban a dirigirse a los sudaneses.
Entonces, los vecinos se organizaron para unirse y levantar barricadas para asegurar el lugar. “Todo el mundo estaba tenso. Temíamos que las fuerzas de seguridad hicieran irrupción” allí, cuenta el adolescente.
Con el internet cortado y la seguridad reforzada en todo Jartum, se complicaban las manifestaciones para doblegar al ejército.
Dos meses más tarde, en agosto, finalmente se logró alcanzar un compromiso con los generales, y el poder se confinó durante tres años a un gobierno de transición.
Mohamed afirma que sus cuatro hermanos y hermanas, al igual que sus padres, participaron desde el comienzo en la protesta desencadenada en diciembre de 2018 por un aumento del precio del pan, en un país con su economía asfixiada.
Esa región del oeste de Sudán fue escenario a partir de 2003 de una guerra civil, marcada por las atrocidades cometidas por las milicias árabes pro-régimen, Janjawid. Éstas le valieron al presidente Bashir el enjuiciamiento por parte se la Corte Penal Internacional (CPI) a finales de la década de 2000, acusado de crímenes contra la humanidad.
Hoy en día, el joven manifestante dice que todavía se encuentra “insatisfecho”, porque ni los responsables de la dispersión de la sentada de junio de 2019 ni los que cometieron los crímenes en Darfur fueron procesados.
“Aún le doy tiempo a este gobierno para la resolución de estos problemas”, matiza, no obstante.
Ahora, en tanto Sudán se encuentra afectado por la nueva pandemia de coronavirus, con 162 contagios y 13 muertes, Mohamed Youssef vive confinado en el hogar familiar, mientras las escuelas han cerrado preventivamente.
Mohamed, quien quiere estudiar ingeniería, dice que aprovecha este tiempo libre para leer sobre la historia de Sudán.
Tras publicarse la foto de la AFP, ha sido apodado “el combatiente” por sus profesores y compañeros del instituto de secundaria, destacan sus padres.
“Su foto, ganadora del World Press Photo 2020, es un homenaje a la revolución sudanesa”, dice con orgullo su padre, Othman.
Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL
El mundo digital se ha vuelto la vitrina para una etnia amazónica, afincada en Lima. Ya que, esta comunidad de indigenas peruanos oferta sus artesanías y pinturas por esa vía para sobrevivir ante la imposibilidad de salir a vender a las calles debido al confinamiento vigente en Perú.
“Ya no se puede salir a vender, ya no puedo salir a los eventos donde yo asistía, a exhibir los trabajos. La cuarentena nos ha afectado mucho”, asegura a la AFP el artista muralista Ronin Koshi de 27 años.
Koshi es uno de los 2,000 integrantes de la comunidad Shipibo Conibo, que viven en Cantagallo, al este de Lima, en rústicas casas de madera sin servicios básicos.
En Cantagallo, al pie del limeño cerro San Cristóbal, viven decenas de muralistas, artesanos, músicos y vendedores de medicina natural. “Si tú no trabajas no tienes para comer. Ahora nosotros estamos utilizando el internet para vender nuestras artesanías textiles y pintura”, explicó Koshi.
Por lo que, los artistas indígenas peruanos han recurrido a las redes sociales como alternativa, para adaptarse al mundo en que la cuarentena los ha colocado.
Desde ahí promueven telares hechos con hilos naturales, donde se lee ‘Quédate en casa”, el lema global para enfrentar la pandemia.
“Esta comunidad de indigenas peruanos guarda un conocimiento milenario que ha sido traspasado de generación en generación y se busca mantener esa identidad cultural”, acota Koshi para subrayar la importancia de la artesanía en su etnia.
“Entendiendo que está es una situación que va ir normalizándose poco a poco, y en ese lapso de tiempo hay que seguir viviendo de algo, es que voy siempre a tomar la vía digital hasta que pueda paulatinamente retornar a las paredes”, dijo a la AFP el muralista Daniel Cortez de 32 años.
El cierre de fronteras lo dejó sin viajar a Ecuador, para realizar un mural. A pesar de no contar con servicios de agua potable y desagüe, en la comunidad no ha habido contagios del COVID-19.
“Nosotros utilizamos medicinas naturales. Quemamos las hojas de eucalipto en un caparazón de tortuga. Eso utilizamos para fumigar casa por casa para espantar el virus, así nosotros sobrevivimos a la peste negra”, explicó Koshi.
La comunidad emigró a Lima, en 1990, huyendo de las guerrillas maoístas de Sendero Luminoso y castrista del MRTA. Los Shipibo Conibo son un grupo étnico de la Amazonía peruana, que se distribuye en 153 comunidades a lo largo del río Ucayali al este del país.
Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL
Un grupo de biólogos descubrió un nuevo género de lagarto terrestre que habita en los Andes centrales de Perú. Esto lo informó la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El reporte “A new cryptic genus of terrestrial lizard (Gymnophthalmidae, Cercosaurinae) from the eastern Andes of central Peru” se publicó en la revista científica Salamandra.
“Usando caracteres moleculares y morfológicos, han descrito un nuevo género de lagarto de la familia ‘Gymnophthalmidae’ del centro del Perú”, indica los expertos de la Universidad en un comunicado.
A este nuevo género de lagarto lo llamaron “Wilsonosaura” en honor al doctor Edward Osborne Wilson de 90 años, en reconocimiento por sus contribuciones a la investigación y conservación de la biodiversidad.
Es una categoría biológica que se sitúa entre la familia y la especie. Se trata de un grupo que puede contar con varias especies.
Asimismo, los “gimnoftálmidos” son una familia de lagartos pequeños también conocidos como “microteíidos”, que poseen párpados inferiores transparentes, lo que permite ver con los ojos cerrados, entre otras características.
El equipo que hizo el hallazgo lo integran los siguientes biólogos:
Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL
Científicos de la UNAM participaron en el descubrimiento de los vestigios más antiguos de fogatas usadas por los primeros habitantes de América, en la cueva inundada Aktun-Ha, cerca de Tulum, Quintana Roo.
“Constituyen una evidencia de las estrategias de supervivencia, capacidades de organización y planeación, además del sentido simbólico y ritual de las cuevas para los primeros habitantes de América”, precisó Alejandro Terrazas Mata, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
La investigación realizada en el Instituto de Geología (IGL), con el apoyo del IIA, y en conjunto con integrantes del INAH, se dio a conocer en la revista internacional Geoarchaeology.
Aktun-Ha es una cueva inundada –cenote–, en total oscuridad, que hace 15 mil años, cuando el nivel del mar era 150 metros más bajo que el actual, estaba seca. Los primeros pobladores pudieron usarla de morada o para realizar rituales.
En ese sitio único, a 30 metros bajo el agua y unos 100 metros de la entrada, en el salón o galería conocido como Cámara de los Ancestros, arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron 15 acumulaciones de carbón, posibles fogatas que fueron cuidadosamente documentadas, medidas y muestreadas, junto con los expertos de la Universidad Nacional, informaron Terrazas Mata y Elizabeth Solleiro Rebolledo, del IGL.
En los sistemas de cuevas cercanas a Tulum se han encontrado ocho individuos (esqueletos) “que hemos estudiado, y vemos que la forma del cráneo no se parece a la de sus contemporáneos”.
Sus antepasados venían de climas más fríos, al norte del continente. “Sus cráneos eran más largos y angostos, muy diferentes a los de las poblaciones indígenas actuales, que son de cara más ancha”.
Además, descubrió el arqueólogo, su peso y estatura eran menores, eran más pequeños y ligeros que otras poblaciones de cazadores y recolectores. Se sabe que la población prehistórica de Quintana Roo no habitaba en las cuevas, sino que las utilizaban como contextos funerarios y rituales.
“Posiblemente entraban para depositar los cuerpos de personas importantes para la comunidad, pues eran considerados sitios sagrados”, abundó Terrazas.
Esa población perduró más de cuatro mil años y en ese lapso se diferenció del resto de los grupos del continente. Es decir, los esqueletos de Quintana Roo tienen variantes en comparación a los encontrados al norte o sur de América, “seguramente por el aislamiento geográfico en el que vivieron, probablemente en un ambiente selvático, de clima húmedo parecido al actual”.
Sin embargo, reconoció el universitario, se necesita más evidencia, pues a pesar de 20 años de investigación no se han encontrado evidencias culturales asociadas a los esqueletos, como herramientas de piedra u ofrendas; se desconoce cómo era su tecnología o adaptación cultural, “pero el estudio de las fogatas da una idea de su estrategia para adentrarse en cavernas y depositar a los muertos o realizar cualquier otra actividad ritual”.
Solleiro detalló que el sistema geológico Aktun-Ha se ubica en el corredor de Playa del Carmen a Tulum, donde se conecta un conjunto de cuevas y fracturas.
Ahí no se encontró más evidencia arqueológica que las posibles fogatas y restos de rocas que parecían quemadas. “Se tenía que verificar que realmente esos restos eran carbón y si las evidencias eran producto de la actividad humana o se habían trasportado por las aguas superficiales y subterráneas hasta llegar al sitio. Para ello se instrumentó una metodología en tres fases: experimental, donde se quemaron rocas para determinar sus cambios físicos por el fuego; de campo, con la toma de muestras de carbones y rocas quemadas; y de laboratorio, para el análisis y datación de los carbones, entre otros aspectos”.
Se encontró, entre otros resultados, que la “edad” de las fogatas es de 10 mil 500 años y que los carbones se produjeron in situ; el fuego se originó ahí mismo y las temperaturas alcanzadas en esas fogatas fueron de entre 200 y 600 grados centígrados.
Posiblemente algunas de las fogatas se usaron para preparación de comida o para calentar, y las que se encontraron en una especie de nichos podrían haber servido para iluminar el lugar, concluyó Solleiro.
Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL
La leyenda de La Llorona ha trascendido las barreras del espacio y el tiempo hasta llegar a ser parte de la cultura del pueblo mexicano.
“Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto con velo cruzaba con lentitud por varias calles y plazas de la ciudad iluminada por la luna. Levantaba los brazos con angustia y lanzaba un grito desesperado. Ese tristísimo ¡ay! se levantaba en el silencio de la noche, y luego desaparecía entre ecos lejanos y, al final, terminaba con el grito más doliente en la Plaza Mayor. Allí se arrodillaba esa mujer misteriosa. Se inclinaba como besando el suelo y lloraba con un grito largo y penetrante. Después se iba ya en silencio, lentamente, hasta que llegaba al lago, y en sus orillas se perdía. Se deshacía en el aire como la niebla, o se sumergía en las aguas”.
La leyenda de La Llorona tiene diversos elementos simbólicos: la mujer, la maternidad atormentada, la noche, el agua, lo blanco, la voz y el silencio, la muerte de los hijos, la Plaza y la luna, entre otros.
Se cree que su origen proviene de los mitos prehispánicos, de hecho en La Llorona se funden varias representaciones de diosas madres como Tonantzin (“nuestra madre” en lengua Náhuatl), la que se adora en el cerro del Tepeyac y que después se identificará con la Virgen de Guadalupe.
Durante la Colonia, la leyenda de La Llorona sufrió transformaciones. No podía hablarse de una diosa o diosas prehispánicas, pues sería blasfemia y herejía, sin embargo, su esencia indígena no pudo romperse del todo. Se mantuvieron intactos distintos elementos: la noche, la mujer vestida de blanco con el cabello largo y negro, el grito desgarrador de ¡Aaaay mis hijos!, y la presencia de agua, ríos o lagos.
Existe un gran número de versiones sobre su presencia y lo que la obliga a lanzar lamentos por la noche. La Llorona es, antes que nada, madre, pero es una madre atormentada por el insufrible dolor de haber perdido o asesinado a sus hijos.
A veces se identifica con la Malinche, la concubina indígena de Hernán Cortés que llora arrepentida su traición a su pueblo indígena. Parecería que es un símbolo roto, que la antigua diosa sabía el destino de sus descendientes y nada puede hacer para evitarlo, con lo cual destruye todo lo que una figura materna debe ser: fuerza protectora y benigna.
Otra de las teorías sobre el origen de La Llorona cuenta que una mujer indígena se enamora de un español con el que tiene tres hijos, pero él nunca le propone matrimonio y la abandona para casarse con una española. La pobre mujer al enterarse de la traición, presa del dolor ahoga a sus hijos en el río. Luego, al darse cuenta de lo que había hecho, se suicida. Desde entonces, su fantasma vaga por las riveras de los ríos diciendo “¡Ay, mis hijos!”.
Dependiendo de la zona, La Llorona ya no solo clama de angustia, es una mezcla de divinidades prehispánicas y espectros de la tradición judeocristiana: es la mujer atrayente que llama a los hombres en la noche, los seduce, los pierde o los lleva a la locura. Puede mostrar su rostro en forma de calavera o ser una mujer bellísima sin ojos.
Y ya por último, la presencia del mito en la canción de La Llorona, un famoso son istmeño mexicano sin autor específico. Muchos cantantes han creado o copiado versos que convierten a esta canción en una historia de amor y dolor. Quedan elementos de la leyenda original: el dolor, el llanto, la muerte y la presencia de una mujer fantasmagórica.
La compañía de la manzana nos ha vuelto a sorprender, esta vez con el proyecto de unas nuevas pantallas que le van a permitir terminar próximamente con su dependencia de Samsung. No es la primera vez que Apple deja a la sociedad boquiabierta. Hace ya cuarenta años que está revolucionando el mundo de la tecnología.
Desde su primera gran innovación en los ochenta cuando inventó la computadora Macintosh, consiguió acercar la informática a la gente y convertir este éxito en una de sus banderas para lograr otras conquistas en la misma línea. El reproductor portátil iPod (2001) cambió nuestra forma de escuchar música y fulminó los discman y walkman. Seis años más tarde, presentó a bombo y platillo el nuevo iPhone (2007), una combinación de funcionalidad y diseño en un smartphone potente y elegante que revolucionó la industria del móvil hasta el punto de que la mayoría de las marcas trataron de imitar su ejemplo y las que no, como en el caso de Nokia, se vieron condenadas al fracaso. Después, la compañía fundada por Steve Jobs siguió cosechando éxitos; solo tres años después de su iPhone, inventó un nuevo concepto de dispositivo móvil: el iPad (2010), a medio camino entre el portátil y el smartphone.
En resumen, aunque Apple no inventara los ordenadores, ni los reproductores de música, ni los smartphone, ni mucho menos los relojes inteligentes, no se puede negar que gracias a su estética y fácil uso se ha ganado la confianza de miles de usuarios que no pueden vivir sin estos aparatos entre sus manos.
Pues bien, el gigante californiano ha sabido sorprendernos de nuevo, al dar a conocer qué se trae entre manos en estos momentos. Si lo último fue vestir de gala los relojes de última generación, ahora la empresa ha decidido realizar una inversión significativa para comenzar a fabricar sus propias pantallas que contarán con la tecnología más vanguardista: los MicroLED. Por tanto, no solo lograrían imágenes más nítidas en sus dispositivos, sino también un menor consumo y pantallas más ligeras y duraderas. Es cierto que la fabricación de estas pantallas es un trabajo bastante engorroso, aunque los beneficios compensan los esfuerzos. Los ingenieros de Apple están trabajando rápidamente y en breve darán a conocer los primeros prototipos, aunque tendremos que esperar algunos años hasta poder adquirir un dispositivo con estas características y comprobar de primera mano las ventajas de los MicroLED.
De salirles bien la jugada, sería la primera vez que Apple proyectara y desarrollara componentes propios, logrando así terminar con la dependencia de terceros, como Samsung y Japan Display, que ya han empezado a sufrir las consecuencias, al perder un 4,5 % y un 1 % de su valor en bolsa. De momento, las cosas pintan bien para Apple.
El mejor viaje que he hecho fue el año pasado junto a mi novio. Seguramente ha sido uno de los viajes en el que menos dinero gastamos, pero sin duda el que más disfrutamos. Fuimos a la India un mes y nos recorrimos el país en tren. Mis amigas Paula y Bea habían estado antes con un viaje organizado y me recomendaron que lo mejor era contratarlo todo con una agencia antes de partir, para estar seguros y tranquilos en todo momento; sin embargo, decidimos prescindir de todas estas comodidades y viajar sin planes, sin guías, sin nada cerrado. Aunque fue un viaje difícil, no me arrepiento de haberlo hecho por nuestra cuenta. La India es sin duda un país difícil pero sorprendente y que hay que descubrirlo con calma. Y qué mejor manera de hacerlo que en tren. Así puedes sentir el país, no solo viajar a través de él.
El verano pasado decidí hacer un viaje. Al principio no sabía a dónde ir. Estaba harto de pasar mis quince días de vacaciones en los mismos lugares de siempre, entre turistas y verbenas estivales. Quería experimentar unas vacaciones diferentes, conociendo nuestro país y nuestra cultura, por lo que de pronto se me vino a la cabeza hacer el Camino de Santiago. Decidí llegar hasta Finisterre, el fin del mundo. Había pasado un año muy difícil: una ruptura sentimental y un cambio de ciudad que no había ido del todo bien, así que este viaje me sirvió para recargar pilas, pero también para conocerme a mí mismo. Ahora que yo también he vivido esta experiencia puedo decir que es cierto lo que dicen otros peregrinos: fueron quince días fantásticos que no olvidaré en lo que me queda de vida.
Hace unos años, con unos amigos de la universidad, hice un viaje con el Interrail, ya sabes, ese abono de tren para viajar por Europa. Ha sido, sin duda, el mejor viaje de mi vida. Recorrimos cinco países diferentes de punta a punta. Aprovechábamos para quedarnos dos días en cada una de las ciudades. Visitamos París, Bruselas, Brujas, Ámsterdam. Berlín, Praga, Viena, Trieste, Venecia y terminamos en Roma, donde cogimos un avión de vuelta a Valencia. Empleábamos los trayectos nocturnos para dormir y así poder ahorrar en alojamientos. El resultado fue que nos salió muy barato y pudimos aprovechar los días al máximo. Lo que más me gustó fue ver costumbres, gastronomías y paisajes tan diversos. Durante el viaje a Viena conocimos a un grupo de chicos de Granada, pasamos dos días todos juntos y nos hicimos amigos. De hecho, todavía estamos en contacto. Recomiendo sin duda hacer este viaje.
Creo que el viaje que más disfruté fue el que hice con mi marido y mi hijo de tres años hace dos veranos a los Pirineos. Habíamos tenido la oportunidad de conocer la zona cuando éramos más jóvenes, en un viaje mochilero, pero decidimos volver con el objetivo de compartir esta experiencia con nuestro hijo. No entiendo a los padres que dicen que con hijos se acabaron los viajes. Está claro que no puedes llevar los mismos ritmos que antes, pero de igual manera son muchas las actividades que se pueden hacer, desde pequeñas excursiones a pie o en bici a visitar ciudades, sin olvidar que lo más importante es compartir e inculcar el amor por la naturaleza entre otras cosas. Nos alojamos en Lanuza, ciudad pequeña, pero con mucho encanto y vida, incluso disfrutamos del Festival de Jazz “Pirineo Sur”. Al final, viajar con niños no es tan terrible.